Filmada a lo largo del puerto de Bristol entre 1978 y 1983, The Harbour narra un período de cambio significativo para la ciudad que refleja la experiencia más amplia de pérdida y regeneración en Gran Bretaña en ese momento. Después de siglos durante los cuales el puerto fue un eje central del comercio de la ciudad y un gran generador de su riqueza, por medios buenos y malos, en gran parte se habían callado.
 
El final de esa vida laboral a finales de los sesenta y mediados de los setenta, dejó la presencia escultórica de The Floating Harbour, rodeada por el tejido portuario en desuso y en descomposición: Las grúas, los puentes, las casas de bombas, los almacenes y en particular los gigantescos depósitos aduaneros, las oficinas, las vías férreas, las terrazas de las casas, los astilleros con sus diques secos, los arenales.
 
En The Harbour Southam se documenta la infraestructura en desuso y descuidada, un breve período de calma después de esos siglos de actividad, antes de que la remodelación realmente comenzara. Es un registro de archivo del paisaje arquitectónico más que una meditación sobre la pérdida. La vida industrial de los muelles, y todas las historias humanas que impactó, conservadas en el registro pero no lloradas.